Archivos de Uruguay

Por el Dr. Enrique Yarza Rovira.*

Si se recorre rápida y panorámicamente la crónica demográfica de Montevideo de la primer centuria de existencia, se aprecian en ellas períodos bien diferenciados en cuanto al crecimiento de la población.

Desde los 34 pobladores registrados el 20 de setiembre de 1726, pasando por el padrón de 1805 levantado por Nicolás de Vedia, que arrojaba para el casco de la ciudad la cantidad de 9.359 habitantes que aún vivían la etapa de la humildad aldeana, en 1829, a poco más de cien años de fundada, se calculaba que San Felipe de Montevideo tenía solamente una población de unos 14.000 habitantes.

A poco más de cinco lustros de la fundación de Montevideo, un famoso naufragio dio notoriedad a esta pequeña bahía que hoy conocemos por Puerto (familiarmente “puertito”) del Buceo. Nos referimos al navío “Nuestra Señora de la Luz”, que en 1752 chocó en medio de un temporal en viaje desde Buenos Aires a Cádiz. Además de contrabando, el velero portugués llevaba, según los estudios magistrales del Dr. Juan Alejandro Apolant, 1.271.000 pesos en moneda de oro y plata.

Pero lo que dio nombre a la costa fueron las operaciones de rescate del cargamento. En efecto, desde allí se organizó “una estación de buzos” que dio nombre al paraje como “el buceo de la luz”. Andando el tiempo, el pueblo, sabio simplificador, redujo dicha denominación a la actual de Buceo. Pero no sólo la gente de mar habitó estos parajes; en esta zona también existió un saladero cuyo propietario era el porteño Juan José Seco.

En la presente entrega vamos a referirnos a los habitantes que tenía el pago del Buceo en el año 1772/1773. Y decimos pago y no barrio ya que éste surgirá como unidad territorial recién en la época de la Guerra Grande como puerto de entrada y salida de las mercaderías y cargamentos procedentes del Gobierno del Cerrito y de la entonces Villa de la Restauración (actual barrio de La Unión), lugar de residencia del presidente Manuel Oribe.

El padrón de vecinos levantado en esta ciudad en 1772 por el teniente don Antonio de Aldecoa es un documento de inmensa utilidad para los estudios históricos. En él se encuentran registradas prácticamente todas las ocupaciones y profesiones de la época. Y no faltan los detalles pintorescos y sabrosos que nos introducen en costumbres y formas de vivir y ganar el pan que la sociedad de hoy considera perimidas.

En ese año, la ciudad aún no había pasado la cintura de sus murallas. Las casas montevideanas estaban construidas de ladrillo, mas en los extramuros predominaban los ranchos de paja y adobe. En lo que atañe al pago del Buceo, allende el Ejido, estas humildes viviendas alojaban a numerosos pobladores, en su mayoría hombres adultos sin familia que ejercían variados oficios (labradores, desolladores, buzos) y procedían de distintos orígenes como veremos a continuación.


EN EL BUCEO

Rancho de Isidro de la Cruz Almanza
Mulato, su edad 36 años, casado, sin hijos.
Era natural de Buenos Aires, h.l. de Juan de la Cruz Almanza y de Tomasa Almanza?.
Manifestó en octubre de 1781 tener 41 años de edad. Estaba casado con María Josefa Arteta. En una partida de bautismo en donde oficiaron de padrinos figuran como indios.

Isidro de la Cruz Almanza y Josefa García (sic por Arteta) fueron censados en los Propios de Montevideo en 1803, ambos de 62 años, sin hijos. Vivían en casa de paja.
Tuvieron una hija de nombre María Josefa, la que fue confirmada en la Iglesia Matriz de Montevideo el 18/02/1784. Sus padres figuran aquí también como indios. Esta hija, al parecer, no sobrevivió ya que no figura censada en 1803.
Compañero: Andrés Martínez natural de Andalucía, su edad de 30 años, soltero.
Arrimado: Faustino Núñez, mulato, su edad 25 años, soltero.

Rancho de José de Moya
Indio, su edad 28 años, casado con 2 hijos de menor edad. De oficio buzo, actualmente en ejercicio.

Rancho de Carlos José Vicente
Natural de Portugal, su edad 36 años, soltero. Tiene 3 esclavos para el cultivo.

Rancho de Bernardo Balmaceda (Véase Génesis N° 420 nota 7)
Vecino, viudo (de Manuela Lozano), sin hijos, su edad 70 años.
Tiene consigo a su nieto Francisco Picolómini, anotado en su destino.
Arrimado: Juan Francisco Frutos, inválido, de edad 49 años, soltero. Viven buceando en la fragata perdida nombrada La Luz.
Frutos era hijo legítimo de Juan Esteban Frutos y Juana Maldonado. Era natural de Santa Fe y soldado inválido, residente en Montevideo desde que había regresado de las Misiones. Declaró 47 años de edad en 1771 y 54 años en 1776.
Peón: Mariano Freite, natural del Paraguay, su edad 40 años, soltero. También era buzo e intervino en la mencionada empresa, al igual que José Galbán y su hijo Francisco; Vicente Abella y Vicente Suárez y supuestamente el indio Moya.

Rancho de Antonio Bazán
Natural de Galicia, su edad 26 años, soltero.
Compañero: Andrés Pernas, natural de Galicia, de edad 30 años, soltero.
Arrimado: un negro libre, su edad 30 años, viudo, sin hijos.

Rancho de Sebastián Ponce (alias el fraile)
Indio, natural de Charcas, su edad 48 años, soltero.
Peón: Toribio Álvarez, natural de Asturias, su edad 35 años, soltero.

Rancho de José González
Natural de Galicia, su edad 44 años, soltero.
Peón: Antonio Aguirre, indio, su edad 34 años, casado en Corrientes.

Rancho de Diego García
Natural de Andalucía, su edad 25 años, soltero.

Estanzuela de Don Francisco de Alzáybar
Su capataz: Nicolás Albornoz, natural del Tucumán, su edad 36 años, soltero.
Medianero: Francisco Martínez Álvarez, natural de Vizcaya, de edad 32 años, soltero.
Otro Juan Bautista Beterrechea, natural de Vizcaya, su edad 23 años, soltero.
Peón: Joaquín Larrañaga, natural de Vizcaya, su edad 27 años, soltero.


Nota: Que los establecidos en este terreno con el título del Buceo pertenece, según dicen, a Dn. Francisco de Alzáybar, y así éstos como los anotados en el Ejido se ocupan y viven de cultivar dichas tierras para huertas de frutas y otras diferentes legumbres.

 

El empadronador registró un total de 29 almas.

 

Presentamos, a continuación las características de sus pobladores.

Características:

- Escasa población. Total: 29 almas.
- 1 solo vecino: Bernardo Balmaceda.
- 1 solo con tratamiento de Don, dueño de estanzuela: Alzáybar.
- Población masculina. Sólo 2 mujeres.
- Estado civil: sólo 3 casados, uno de ellos en Corrientes.
- Edad: todos eran menores de 50 años, salvo Balmaceda.
- Casi total ausencia de niños: sólo los 2 hijos menores del indio Moya.
- Oficios: buzos y labradores.
- Composición étnica: 20,67% indios; 10,34% mulatos; 13,79% negros; blancos 55,17%, suponiendo que los venidos del virreinato fueran todos blancos.
- Americanos más numerosos que españoles. Sólo 11 europeos (37,93%), de los cuales 1 era portugués. Predominan los pueblos marítimos: vascos (4), gallegos (3) y andaluces (2) y 1 asturiano.
- Americanos provenientes del virreinato: Tucumán, Bolivia, Buenos Aires Paraguay, Corrientes y Santa Fé.
- Ausencia total de orientales. Se ignora oriundez del mulato Faustino Núñez y del indio José de Moya y su mujer. Se desconoce nombre, edad y oriundez de un negro libre cuyo nombre no quedó registrado, así también como de los esclavos, suponiéndose todos africanos.
- Pocos esclavos: 3, dedicados al cultivo.
- Negros libres: 1.

 

Hoy ya no se verifican naufragios y las personas practican, como deporte, el antiguo oficio de buzo. De nuestra historia primigenia, sólo se conservó el nombre que dio origen al barrio.

El progreso también enterró a los famosos ranchos de pescadores. Éstos fueron sustituidos por hermosos chalets, aunque aún vive en el barrio gente humilde y trabajadora, que más de una vez debió luchar contra la desocupación y la miseria.

Actualmente la franja costera del Buceo comparte el vigor edilicio de toda la costa montevideana entre Punta Carretas y Carrasco. Las zonas más alejadas de la rambla son un remanso de la ciudad que recuerda las vivencias de otros tiempos en donde se entremezclaban la clase media, la baja clase media y los pescadores.

De todas maneras, un barrio tiene su historia y la nuestra está íntimamente ligada a los naufragios y, en consecuencia, a las personas que ejercieron el oficio de mar alternando con la labranza de la tierra y explotación de saladeros. Peones, jornaleros, arrimados o buzos, boteros, labradores, hortelanos, gauchos, mestizos, indios, negros, mulatos o criollos pobres, de toda la gente que pobló este lar, de ellos la historia no dejó para la posteridad casi ninguna referencia. Creemos que ha llegado el momento de reivindicarlos, pues con sus esfuerzos y privaciones hicieron posible el crecimiento del barrio. Hoy no son más que tumbas anónimas Nada ha quedado de sus existencias, ni siquiera una simple callejuela que les rinda homenaje. Ojalá estos nombres que hoy rescatamos del olvido despierten, con sus simples historias de vida la conciencia del legado patrimonial en la comunidad local y nacional.


BIBLIOGRAFIA.

APOLANT, Juan Alejandro: “Génesis de la familia uruguaya”.2ª. edición ampliada. Imprenta Vinaak. Montevideo, 1975.

Ídem: “Crónica del naufragio del navío Nuestra Señora de la Luz (Montevideo, 1752)”. Centro de Estudios del Pasado Uruguayo. Montevideo, 1968.

BARRIOS PINTOS, Aníbal: “Montevideo. Los Barrios”. Vol I. Serie 4. Ed. Nuestra Tierra. Montevideo, 1971.

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* Publicado en el periódico barrial: "El Mirador del Puerto del Buceo".

 

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